Las personas con algún tipo de discapacidad son más vulnerables a sufrir algún tipo de maltrato. Son especialmente vulnerables a las agresiones. Según el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, las personas con discapacidad tienen dos veces más probabilidades de ser objeto de agresiones sexuales que las personas que no tienen discapacidades. Las personas con discapacidades intelectuales o del desarrollo tienen siete veces más probabilidades de ser objeto de agresiones sexuales que las personas que no tienen discapacidades del desarrollo. Además, las mujeres con discapacidades del desarrollo son quienes tienen mayor riesgo de sufrir agresiones sexuales: 12 veces más probabilidades que las mujeres que no tienen este tipo de discapacidades (NPR, 2018). Si estas discapacidades del desarrollo se combinan con dificultades comunicativas, el riesgo de abuso incrementa significativamente: «cuanto mayor sea la dificultad para comunicarse usando el habla, mayor es la posibilidad de que se produzcan abusos sexuales». Los agresores suelen percibir a las personas que no pueden comunicarse mediante el habla como «objetivos fáciles de bajo riesgo».

5 factores determinantes que hacen que los usuarios de CAA sean más vulnerables

1. Distintos niveles de poder

Muchas personas con discapacidad necesitan asistencia en su vida diaria. Muchos de los sistemas de ayuda dan más autoridad a la persona que da asistencia que a la que la recibe. Casi la mitad de todos los casos de abusos físicos o sexuales los comete el personal de asistencia contratado. Los miembros de la propia familia de la víctima son el siguiente grupo más habitual en las agresiones. Al igual que sucede en la mayoría de los casos globales de abuso sexual, los agresores suelen ser personas que conocen bien a sus víctimas y tienen una relación personal con ellas. Todas las personas tienen una mayor seguridad cuando están más empoderadas. El empoderamiento se materializa cuando los usuarios de CAA pueden dirigir, contratar y despedir al personal que les asiste.

2. Aislamiento físico

Hay múltiples estudios que, a partir de las estadísticas sobre delincuencia y justicia penal, han identificado a los servicios formales que ofrecen asistencia profesional a personas con discapacidad como «lugares de riesgo» (The Roeher Institute, 1994; NPR, 2018; Cadwallader et al, 2018). El tercer grupo más frecuente de agresores de personas con discapacidad son otras personas con discapacidad, «agrupadas con sus víctimas» (Sobsey and Doe, 1991) en servicios profesionales para personas con discapacidad, como centros de atención, aulas o escuelas segregadas. Estos lugares segregados suelen tener un menor número de testigos potenciales que puedan denunciar el comportamiento preocupante del personal de asistencia o de otros clientes. La CAA ayuda a que más personas puedan denunciar los abusos que están experimentando o de los que han sido testigos.

3. Menor círculo de amistades

Muchas personas con discapacidad tienen un círculo familiar y de amistades reducido. Es posible que la mayoría de sus conversaciones las mantengan con el personal de asistencia. Los usuarios de CAA están más seguros cuando tienen un círculo de amistades amplio y sólido, formado por amigos que les conocen bien, quedan con ellos a menudo y pueden interpretar correctamente posibles mensajes implícitos indicando que algo va mal. La CAA puede fortalecer y ampliar el círculo de amistades de los usuarios y reducir por ende su vulnerabilidad.

4. Menor libertad de elección y control

A muchos niños y adultos con discapacidad se les educa socialmente para que obedezcan. Esto les desanima a la hora de dar su opinión cuando no les gusta algo. Las personas con discapacidad suelen tener menos libertad de elección y control sobre sus vidas, como por ejemplo, decidir dónde quieren ir durante el día o elegir el personal de asistencia que quieren contratar. A menudo tienen poca privacidad. Tanto la planificación centrada en la persona como el método de ayuda para tomar decisiones maximizan la libertad de elección y el control de los usuarios de CAA.

5. Menor capacidad de denunciar situaciones inaceptables

Muchos usuarios de CAA solo tienen acceso a palabras y mensajes que otras personas les han proporcionado y enseñado a usar. Por lo tanto, denunciar un abuso puede resultarles complicado. Puede que sea necesario animar y enseñar explícitamente a los usuarios de CAA a decir no y a rechazar las cosas. Asimismo, se les debería animar a que informaran de su nivel de satisfacción con respecto a la asistencia que reciben. Todos los usuarios de CAA necesitan tener acceso a palabras que puedan describir un abuso, como términos que hagan referencia a los genitales y a otras partes íntimas del cuerpo.

Prevención y actitud proactiva

Existen estrategias para prevenir los abusos y proteger a los usuarios de CAA.

Enseñarles a «alzar la voz»

El proceso de ayuda en la toma de decisiones protege y fomenta la autonomía de personas que están en riesgo de que no se las escuche, como los usuarios que están aprendiendo a usar la CAA. Puede que los usuarios de CAA necesiten formación y ayuda para ejercer su propia autonomía a la hora de tomar sus propias decisiones y compartirlas. Es necesario que aprendan por su propia experiencia que se les valora cuando defienden sus intereses si deciden «alzar la voz» o ser críticos con algo.

Hay que enseñar a los usuarios de CAA a decir no y a rechazar las cosas. Esto forma parte de las funciones comunicativas esenciales que se incluyen en la Carta de Derechos de la Comunicación. Por medio de nuestro ejemplo, podemos enseñar a los usuarios de CAA que valoramos su esfuerzo para comunicarse y expresar que algo les gusta o no les gusta.

Modela con los usuarios de CAA las maneras de dar su consentimiento. Pídeles permiso antes de usar su SAAC, tocar su cuerpo o ayudarles con algo.

Enseña a los otros interlocutores habituales a interpretar el comportamiento del usuario de CAA

Los usuarios de CAA, al igual que sucede con otras personas con discapacidades, corren el riesgo de que su comportamiento se interprete como «desafiante» cuando se reafirman, intentar dar a entender que algo va mal o se niegan a hacer algo. Enseña a todos los otros interlocutores que ayudan al usuario de CAA a que escuchen con atención el mensaje subliminal que pueda estar detrás de esos comportamientos desafiantes. Comportamientos agresivos, evasivos o de aislamiento pueden ser los síntomas de un caso de abuso. Si un usuario de CAA de repente evita estar con personas con las que solía pasar tiempo o en lugares que anteriormente le gustaban, investiga qué le ha pasado.

Lou Brown, un legendario activista de los derechos de las personas con discapacidad, resume este tipo de asuntos de la siguiente manera: «las personas con discapacidad se sienten más seguras en espacios abiertos y con personas que les conocen bien y que no tienen ninguna autoridad sobre ellos. Son más vulnerables en espacios segregados, con gente que tiene autoridad sobre ellos y sin testigos competentes». Hagamos todo lo posible para reducir la vulnerabilidad y garantizar la seguridad de todos los usuarios de CAA.

Enlaces y referencias (en inglés)