Aprender los nombres de las emociones

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¿Cómo aprendiste a poner nombre a tu estado emocional diciendo que estabas «triste» o «cansado»? En esta entrada del blog encontrarás varias estrategias para enseñar (especialmente a los usuarios de CAA) las palabras que hacen referencia a las emociones.

Sara tiene una personalidad jovial y alegre y siempre una sonrisa en los labios. Sin embargo, hoy se encuentra diferente: no dice nada y no se despega de su madre. ¿Qué le pasa? ¿Tiene miedo? ¿Está cansada? ¿Triste? Sara no habla, pero utiliza su SAAC para pedir y hablar de sus cosas favoritas. Si navegáis por la carpeta Estados de su SAAC y le preguntas «¿Cómo estás?», Sara te señalará «feliz»; sin embargo, ¡no lo parece para nada!

A Bruno se le da muy bien relacionar las caras del póster de emociones que tienen en clase con las palabras y los pictogramas de su libro de comunicación. Si señalas cualquier cara, encontrará el pictograma que le corresponde. También ha empezado a relacionar la palabra que describe una emoción con su pictograma.

Lo ha conseguido a base de mucha práctica, repitiéndolo muchas veces y motivado por los ánimos que recibía cada vez que señalaba la respuesta correcta. No obstante, nada de eso le sirve para responder cuando le preguntan «¿cómo estás?». Cuando se le hace esta pregunta, simplemente elige un pictograma aleatorio, por lo que te dirá que está «feliz» aunque lo veas llorar o que está «enfadado» cuando está riendo. Es capaz de relacionar las palabras con las pictogramas, pero no sabe lo que significan.

Las emociones son sensaciones

Las emociones son un tipo de vocabulario particular. No podemos señalarlas como a los objetos («mira, ¡es un perro!»), ni enseñarlas como hacemos con los colores («este es el azul»). Las emociones son estados de ánimo que experimentas en tu interior.

Piensa en las sensaciones de tu cuerpo cuando estás «triste». ¿Sientes una presión en el pecho y un nudo en la garganta? ¿Tu respiración es lenta y superficial? ¿Miras al suelo? ¿Tienes una postura hundida? ¿Te mueves lento o evitas hacerlo? Con el tiempo has aprendido a asociar estas sensaciones físicas que experimenta tu cuerpo con la palabra «tristeza». Cuando ves a alguien que parece que está experimentándolas, sueles asumir que está «triste».

Piensa ahora en las sensaciones de tu cuerpo cuando estás «cansado». ¿Tu cuerpo está hundido? ¿Miras al suelo? ¿Te mueves lento o evitas hacerlo? ¿Tus ojos están entrecerrados?

Puede que a alguien le parezca que estás «triste». Sin embargo, sabes que estás cansado porque no sientes una presión en el pecho ni un nudo en la garganta. Te duelen los músculos y tienes poca energía. Notas cómo tus ojos se empiezan a cerrar porque estás a punto de quedarte dormido. Todas las sensaciones físicas interiores que experimentas te dicen que no estás triste, sino cansado.

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Aprender los nombres de las emociones

¿Cómo aprendiste a poner nombre a tu estado emocional diciendo que estabas «triste» o «cansado»? No naciste sabiendo nada de eso. Como todas las palabras que aprendiste cuando eras pequeño, simplemente lo hiciste escuchando a los adultos de tu entorno emitir sonidos. Aprendiste a asociar dichos sonidos con lo que veías, oías y sentías a tu alrededor. ¿Esa cosa peluda que lame tu cara y ladra? Cada vez que aparecía, oías «perro». Con el tiempo, aprendiste a asociar «perro» con el animal. ¿Esa cosa redonda y roja que puedes estrujar y lanzar? Cuando esa cosa estaba en tu campo de visión, la gente decía «pelota». La miraban o la tocaban y decían «pelota». ¡Así que de eso se trata!

De esta manera es como las personas estamos programadas para aprender palabras. Es mucho más fácil hacerlo con conceptos que existen fuera de ti mismo. Cuando estás aprendiendo el nombre de algo, puedes verlo o tocarlo, o escuchar su nombre a la vez que los demás lo dicen. Cuando estás aprendiendo un verbo de acción, puedes ver qué pasa mientras los demás dicen el nombre de dicha acción. Puedes ver o sentir formas, texturas y colores a la vez que los demás mencionan un adjetivo. Sin embargo, eres el único que conoce lo que pasa en tu interior. Por eso es tan difícil enseñar los nombres de las emociones.

Los niños con un desarrollo comunicativo típico aprenden el significado de dichas palabras de forma gradual. Cuando están empezando a llamar a las emociones por su nombre, puede que las digan de forma incorrecta. Por ejemplo, es posible que digan que alguien está enfadado cuando en realidad está sorprendido o triste. Esto es una muestra de lo complicado que es determinar los sentimientos internos de alguien si nos basamos solamente en lo que se puede ver externamente. Los niños entre 2 y 5 años empiezan a usar palabras que hacen referencia a las emociones en un orden evolutivo (Widen, S.C. & Russell, J.A., 2008):

  • Feliz
  • Enfadado
  • Triste
  • Asustado
  • Sorprendido
  • Disgustado

Aunque estén aprendiendo estas palabras básicas, solamente dicen correctamente el nombre de la emoción un 75% de las veces.

La mejor manera de enseñar la palabra que hace referencia a una emoción concreta es decir la palabra cuando crees que la persona está sintiéndola.

Enseñar los nombres de las emociones

Para aprender cualquier palabra, debes entender el concepto que representa. Esto suele ser fácil para muchas palabras concretas. Si se trata de un objeto, basta con señalarlo y decir la palabra. Si se trata de una acción, decirla mientras se está llevando a cabo. No obstante, las emociones son sensaciones que experimenta la persona en su interior. Además, la gente suele expresar sus emociones de forma distinta. ¿Cómo podemos enseñar estas palabras?

La mejor manera de enseñar la palabra que hace referencia a una emoción concreta es decir la palabra cuando crees que la persona está sintiéndola. Es decir, cuando un niño esté llorando porque no puede conseguir lo que quiere, puedes decirle: «Creo que estás frustrado». De esta manera, el niño oye la palabra a la vez que nota las sensaciones de su cuerpo relacionadas con esta emoción. Puede que necesites repetirlo varias veces para que aprenda la palabra, pero terminará asociando el nombre con la emoción.

Obviamente, no podemos hacer enfadar a un niño o hacer que se ponga triste a propósito por el simple hecho de enseñarle el vocabulario de estas emociones más complejas. Otra buena opción es decir el nombre de las emociones cuando aparecen en un contexto concreto. Los padres pueden decir en alto el nombre de sus emociones: «No encuentro mis llaves; me siento frustrado». O bien las emociones de algún hermano: «Lucía está llorando mucho. Puede que esté cansada o hambrienta». «Álex está gritando y pataleando, parece enfadado».

Las imágenes no transmiten todos los matices

Podemos ayudarnos de libros, películas o series de televisión en los que los personajes sientan emociones concretas. «Elmer no puede atrapar a Bugs Bunny; creo que se siente frustrado». Utilizar películas o libros es mejor que tratar de enseñar el nombre de las emociones solo utilizando fotos de expresiones faciales. La evidencia científica ha demostrado que suele ser difícil identificar emociones solo con fotografías estáticas. Una sola imagen no nos ofrece la información suficiente. No puedes ver cómo se mueve el cuerpo, el tono de voz de la persona, su postura o su respiración. Por esta razón, es mucho más fácil saber qué emoción está experimentando alguien con un vídeo que con una fotografía de su cara.

Los libros y las películas que cuentan historias son una opción todavía mejor para enseñar las emociones, ya que pueden mostrar tanto lo que causa una emoción como la manera de gestionar las emociones negativas de una forma madura y eficaz.

Existe mucho material de ayuda para enseñar a niños con un desarrollo típico a través de libros los nombres de las emociones y cómo gestionarlas. Con unas simples adaptaciones se pueden utilizar estos mismos materiales con niños que tienen un desarrollo diferente, quienes puede que utilicen la CAA. Una buena forma de empezar es leyendo las entradas del blog de Carole Zangari (en inglés): Dealing with Feelings: 5 Ways to Encourage Emotion-related Expression by AAC Learners y 5 Visual Supports for Emotions and Feelings.

Didáctica especial aplicada a alumnos de CAA

Todo lo que hemos tratado hasta ahora puede aplicarse tanto a niños que pueden hablar como a niños que utilizan la CAA para comunicarse. No obstante, es más probable que los alumnos de CAA se encuentren con dificultades adicionales que hagan que aprender las palabras referentes a las emociones sea más complicado.

Diferencias en el procesamiento sensorial

Es más probable que los niños que necesitan CAA procesen la información sensorial de distinta forma que los niños con un desarrollo normal. Esto sucede especialmente en personas del espectro autista. Sin embargo, cualquier persona con diferencias neurológicas que afecten al habla corre también el riesgo de experimentar diferencias en el procesamiento sensorial. Estas diferencias pueden afectar a cualquiera de las formas en las que nuestro cerebro recibe información, tanto del exterior como de nuestro interior.

Vista: los niños con una visión normal adquieren una gran cantidad de conocimientos viendo lo que pasa en el mundo que les rodea. Este aprendizaje accidental puede que incluya el hecho de ver a personas experimentando emociones. Tener acceso a este tipo de información es una parte importante del proceso para aprender el significado de las palabras. Si se experimentan dificultades de visión, puede ser más complicado adquirir conocimientos mediante el aprendizaje accidental. Los niños que utilizan CAA también tienen riesgo de padecer una discapacidad visual cortical, en la que la visión tiene un funcionamiento normal, pero la parte del cerebro que interpreta lo que se percibe por los ojos no funciona correctamente. Esto también puede dificultar el aprendizaje accidental de los nombres de las emociones.

Oído: los problemas de audición pueden hacer que sea complicado entender el lenguaje oral. Incluso con una audición perfecta, los niños que necesitan CAA tienen un mayor riesgo de padecer trastornos de procesamiento auditivo. Cuando la parte del cerebro que procesa el lenguaje verbal no funciona como debería, aprender el significado de las palabras puede ser realmente complicado.

Interocepción: la interocepción hace referencia a la forma en la que tu cerebro percibe información sobre el estado de tu cuerpo. Los nervios de los órganos envían dicha información al cerebro. Gracias a eso, puedes saber si tienes el estómago o la vejiga llena, con qué rapidez late tu corazón, si los músculos están en tensión o relajados, etc. Conocer las sensaciones de tu cuerpo es una parte importante para saber qué emoción sientes. Si se presenta cualquier problema que afecte a la interocepción, puede que sea muy difícil aprender los nombres de las emociones que se experimentan. Para obtener una descripción de la interocepción, consulta Interoception and Sensory Processing Issues: What You Need to Know (en inglés).

Como puedes ver, cualquier persona que padezca estas diferencias de procesamiento necesitará ayuda adicional para poder reconocer las emociones y aprender sus nombres. Por suerte, existe un método de enseñanza muy útil para ayudarles y se trata de algo que ya estás utilizando.

Seguir modelando

Modelar en un SAAC es una forma muy útil de hacer que los aspectos internos y momentáneos relacionados con las emociones sean más concretos y visibles. Esto es especialmente eficaz para alumnos de CAA con diferencias en el procesamiento sensorial. Por ejemplo, si estás mirando La Bella y la Bestia, cuando Bella se pierde en el bosque, puedes modelar: «creo que está ASUSTADA». Si ha habido un cambio en el horario y tu estudiante no se lo toma nada bien, puedes modelar: «creo que estás ENFADADO». Si estás en el supermercado con tu hijo y ves a otro niño llorar, puedes modelar: «no sé si está CANSADO, ENFADADO o HAMBRIENTO». No hace falta que modeles toda la frase, solamente las palabras en mayúscula. Además, no es necesario que el alumno de CAA responda. Solamente le estás informando del significado de las palabras y dónde las puede encontrar en su SAAC. No podemos esperar que nos expliquen cómo se sienten si no les enseñamos cómo encontrar las emociones en su SAAC.

Referencias (en inglés)

  • How Emotions are Made: The Secret Life of the Brain, Lisa Feldman Barrett
  • Widen, S. C. & Russell, J.A. (2008). Children acquire emotion categories gradually. Cognitive Development, 23, 291–312.
  • Widen, S.C. & Russell, J.A. (2015). Do dynamic facial expressions convey emotions to children better than do static ones? Journal of Cognition and Development, 16 (5), 802-811.
  • Interoception and Sensory Processing Issues: What You Need to Know, Amanda Morin
  • How Do You Feel?: An Interoceptive Moment with Your Neurobiological Self, Bud Craig


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